En esta profesión es normal pasar por épocas de «sequía», en las que no tenemos ningún proyecto pendiente. Es entonces cuando nos invade el miedo y la desesperación, pensando que algo no funciona, que no vamos a volver a tener traducciones y que no podremos vivir de la traducción.

Pues bien, ese es un enfoque equivocado que no nos hará ningún favor, sino todo lo contrario. En vez de eso deberíamos centrarnos en la parte positiva, porque siempre la hay, y sacar provecho de esa situación.

¿Y qué podemos hacer cuando no tenemos traducciones?

Hay muchísimas cosas que se pueden hacer para que este parón sea productivo. Ante todo hay que pensar que lo más importante es mantenerse activo. Muchas veces, cuando tenemos un flujo constante de traducciones, descuidamos el resto de cosas y nos centramos únicamente en las propias traducciones, dejando de lado otros aspectos que pueden ser importantes y útiles para nuestro trabajo, así que cuando llega la época de «sequía» es buena idea dedicarnos a esos otros aspectos. ¿Y cuáles son?

Los principales son nuestra formación, poner en orden nuestros archivos y actualizar nuestro currículo y nuestras páginas sociales, así como centrarnos en nosotros mismos y en nuestra salud mental y física.

Veámoslo con más detalle. Estas son las pequeñas cosas que podemos hacer cuando tengamos tiempo libre y que marcarán la diferencia:

1. Formarnos. Asistir a conferencias. Hacer cursos en línea o presenciales.
2. Dedicar tiempo a las redes sociales.
3. Crear o mejorar nuestra página web.
4. Actualizar nuestro currículo y/o carta de presentación, o crear un currículo gráfico.
5. Participar en foros para darnos a conocer en el mundo de la traducción y crear contactos.
6. Buscar nuevos clientes.
7. Hacer nuestras tarjetas de visita.

En las próximas entradas hablaré de cada opción con más detalle. Hasta entonces dejo que vayáis pensando cómo podéis mejorar cada uno de los puntos arriba mencionados.